Montes Piña, una piedra en el zapato

Alonso Montes Piña, actual regidor por Movimiento Naranja, pinta para convertirse en la única oposición visible al interior del Cabildo, un papel que definitivamente tiene ventajas políticas y mediáticas, aunque numéricamente hablando, por el tema de votos, sería inútil, infructuoso y casi desgastante.

 

De que será una piedra en el zapato para la administración morenista, eso ni dudarlo. Montes Piña no es un político timorato o al que le puedan aplicar la novatada. Está recién llegado del Congreso de Sonora y sobra decirlo, pero trae la escuela y vagancia del Balde.

 

Los primeros destellos del opositor Montes Piña se dieron a notar desde la primera sesión de Cabildo. Con todo y que la sesión era un requisito del primer día de trabajo y que “estaba planchada” no dudó en externar sus negativas, primero con la confirmación de la comisión anticorrupción y posteriormente, con el nombramiento del nuevo jefe de la policía. 

 

Montes Piña ya fue presidente del Congreso en la pasada legislatura, posición que alcanzó gracias a un desarrollo natural del discurso y las habilidades de mediación entre las fuerzas políticas. Y recordarán, también fue candidato a la presidencia municipal por MC, donde el partido que representó, digamos, que no quedó tan mal parado. 

 

Durante la campaña por la alcaldía Montes Piña lanzó lumbre, y por decirlo menos, fue duro y combativo; pero como dicta el juego “el que lleva se aguanta”, también el contraataque fue duro y hasta personal. 

 

El profe Montes Piña bien pudo regresar al Congreso, olvidar los agravios y por qué no, despedirse con unas quincenas del legislativo estatal, nada despreciables.

 

La decisión de Montes fue tomar la regiduría que le correspondía a Movimiento Ciudadano. La pregunta es, ¿para qué?

 

Queda claro que la intención de Montes Piña es permanecer, estar vigente y no quedar estancado en una elección fallida, sino construir una reputación política y social desde la plataforma del Cabildo para llegar al 2024.

 

Seguramente Montes Piña entendió que, sin importar que seas el presidente del Congreso del Estado, localmente un diputado es percibido como alguien lejano e inalcanzable, sobre todo cuando siempre te ven en las fotos de saco y corbata. Ojo.

 

De que vamos a seguir viendo a Montes Piña incomodando e increpando en las sesiones de Cabildo, eso ni dudarlo. De que eso le vaya a servir  para el 2024, ya veremos. El tiempo y las decisiones dirán.