Los que siguen
El relevo generacional llegó de manera natural. El tiempo hoy pone a un Alejandro Gonzalez, Ivan Sandoval, José Enrique Carrasco, Jesus Félix, Ivan Buchanan, Gaby González, Alma Calleros, Everardo López y Laura Núñez, por mencionar algunos, en el abanico de opciones políticas del futuro inmediato.
Queda claro que en San Luis Río Colorado se perfila para un relevo generacional de la política, un relevo que a mi juicio, es más que necesario para bien de los partidos y de la misma ciudadanía.
El cambio no surge por una formación de los partidos, sino por un efecto natural del tiempo que obliga el desplazamiento de la vieja política, que hay que decirlo, no es que sea mala, es que ya no conquista al electorado como antes. El reloj los alcanzó.
Los resultados de la pasada jornada electoral no se pueden entender de otra forma que una apatía motivada por los candidatos, y súmenle el clima de inseguridad y la jodida pandemia. Pero fundamentalmente fue la apatía lo que marcó la elección.
Mucha culpa tienen los partidos políticos, todos. Y es que en la última década dejaron de formar cuadros, dejaron de impulsar perfiles desde las entrañas de los partidos, lo que ha resultado en un desgaste natural de las caras de siempre.
Por eso, el relevo llegó de manera natural. El tiempo hoy pone a un Alejandro Gonzalez, José Enrique Carrasco, Jesus Félix, Ivan Buchanan, Gaby González, Alma Calleros, Everardo López y Laura Núñez, por mencionar algunos, en el abanico de opciones políticas del futuro inmediato.
Los partidos tienen la obligación, desde ya, de trabajar en la formación de caras nuevas, perfilar a lo nuevos políticos desde el poder y desde la nueva oposición.
Morena es el partido que menos perfiles tiene. Por ahí se asoma Alejandro González, hijo del presidente municipal Santos González, quien cobró mayor notoriedad en la campaña, aunque ya lo hacía desde la sombra de su papá.
Alejandro fue parte de la coordinación política a favor de Alfonso Durazo en el Distrito 01 y en la campaña de su padre por la reelección. El resultado todos lo conocemos, fue carro completo.
Seguramente Alejandro asumirá algunas responsabilidades a nivel estatal, escenario que deberá aprovechar para prepararse y demostrar que el liderazgo lo trae y no es conferido.
A Morena le agregaría a Ivan Sandoval, quien ciertamente no es una cara nueva, pero sí es una figura bien vista por su desempeño en el servicio público. Definitivamente le depara una oportunidad en su nuevo partido adoptivo.
El PRI ha forjado de manera natural a sus relevos. Son los hijos de políticos y empresarios locales, más conocidos e identificados por los apellidos Carrasco, Bustamante, Félix, Gonzalez y Buchanan.
José Enrique Carrasco y Jesus Félix, por ejemplo, crecieron en el PRI, pero cobraron notoriedad como oposición. Se forjaron a golpes (díganmelo a mi) y afianzaron liderazgo al punto representar un termómetro interno, casi como “vacas sagradas”.
Los junior (mote de cariño) tienen la encomienda de no desaparecer. Hacerlo sería un suicidio político, por más que se digan cansados de la grilla, son lo único que tiene el PRI para resurgir. Además que son los únicos curtidos en la crítica y los periodicazos. Le entienden a la política y la comunicación.
El PAN, a pesar de haber hecho de San Luis un bastión político con una horneada de excelentes gobernantes, detuvo la formación de perfiles y terminó recurriendo en mostrar a los mismos cuadros durante las jornadas electorales. Eso representó un desgaste dentro y fuera.
Las derrotas consecutivas del PAN tienen su lado positivo, han servido para depurar la institución, misma que hoy nos muestra a una Alma Calleros dispuesta a permanecer en las filas y ser una oposición ciudadana.
Ya sea como oposición o gobierno, los partidos tienen la enorme tarea de preparar a sus cuadros, empezarlos a mostrar a la ciudadanía y foguearlos en la comunicación social. De lo contrario volverán a llegar a la jornada electoral preguntando, y ahora a quién lanzamos?