Galarza se tenía que ir

 

La renuncia de Víctor Hugo Galarza como Secretario del Ayuntamiento no sorprende. Al menos para un servidor, desde hace mucho se tenía que ir.

En la política como en el gobierno la lealtad es algo imprescindible, necesario para enfrentar los momentos difíciles, las victorias y la visión de un líder.

El despido de Galarza, porque eso fue, le pinta la raya a más de un funcionario y regidores que le juraban fidelidad al malogrado ex secretario.

Galarza es un traidor por naturaleza, lo dije en una columna hace meses. Dije también que era un hombre rencoroso y a decir de mis fuentes, alista una envestida política que le permita seguir en la jugada con su tribu.

No sorprendería la renuncia voluntaria y casi por dignidad de aquellos que ya no caben en la administración municipal, por el hecho de ser gente de Galarza. Eso incluye al asesor jurídico, la contralora y el de desarrollo social y otros más.

La lista no es larga y dudo que descontrolen a la administración, como no lo hicieron los primeros dos cambios y como tampoco lo hizo recientemente la renuncia del Secretario. Así es la vida, así es la política.

Los regidores van a tener que redefinir su estrategia, sobre todo aquellos que fraguaban un “pinochetazo”, pero ahora resultaron descabezados. Podrían correr con la misma suerte.

Seguirá habiendo renuncias, no se sorprenda.

Esperemos que esta sacudida sirvas a algunos funcionarios que han pasado estos primeros meses nadando de muertito.